Delante
de toda su familia, el guapísimo siciliano Lorenzo Martelli le había
pedido a Helen que se casara con él. ¿Cómo podría contestar algo que no
fuera "sí"? Pero a medida que se acercaba el gran día, la novia se iba
poniendo más y más nerviosa.
Sin
embargo, el novio estaba más entusiasmado que nunca; deseaba a Helen
con todas sus fuerzas, y Lorenzo siempre conseguía lo que deseaba. Pero
quizás tuviera que esperar hasta que ella estuviera preparada para
convertirse en su esposa por decisión propia...
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