Lucir aquellos valiosos diamantes era uno de los trabajos más prestigiosos que había hecho la modelo Anna Delane. Cuando las joyas desaparecieron, Anna quedó a merced del magnate griego Leo Makarios…
Leo estaba seguro de que la exquisita Anna no era más que una vulgar ladrona y estaba dispuesto a hacer todo lo que estuviese en su mano para recuperar los diamantes. Así pues, la llevó a una exótica isla y se dispuso a poner en práctica su despiadado plan: antes de que se pusiera el sol, Anna sería suya y, cuando volviera a salir por el horizonte, la modelo sería libre de marcharse… Para entonces la deuda habría quedado saldada.
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